Ser el/la Mejor Hijo que he podido Ser
Una cuestión de padres e
hijos.
Cuando se trata de una experiencia común a toda la humanidad, Susanita
tiene toda la razón: todos somos hijos de alguien. Sea que hayamos convivido o
no, nadie puede sustraerse a esa realidad. Ahora bien, el hecho de ser hijos,
siendo un común denominador de toda la humanidad, implica diferentes
experiencias para cada uno de nosotros… y también existe un arquetipo del
“hijo”.
Si pensamos en las novelas es muy evidente cuando se habla de los
“buenos hijos” y todas las atribuciones, responsabilidades, cualidades,
capacidades, etc, etc, atribuídos al sujeto en cuestión. En contraste, tenemos
el arquetipo del “mal hijo” con igual cantidad de atribuciones,
responsabilidaes, …. Y dependiendo de nuestra cultura, el momento histórico en
el que nacimos (lo que sucedía a nuestro alrededor), qué número de hijo somos y
una serie de factores más, se nos hace una propuesta de manera subjetiva para
interpretar cierto “papel” como hijo, donde están plasmadas las creencias y
reglas familiares para cada caso en particular. Con el tiempo podemos aceptar o
rechazar este “papel” y asumir las consecuencias de ello, aunque todo esto pase
de maneras inconscientes.
Tenemos entonces por ejemplo aquellos hijos que asumieron el rol de
cuidadores de hermanos y/o de sus padres. En la medida en que lograron
“salvar”, “proteger”, “cuidar” y “asegurar” a sus protegidos, estos hijos se
verán a si mismos como “buenos” y “dignos de ser amados/reconocidos”, aunque no
necesariamente los que le rodean estén de acuerdo con ello.
Tomemos por ejemplo a “Juan”. Juan es el segundo hijo de una familia con
cinco hijos, un padre muy trabajador y una madre mayormente sola a causa del
trabajo del padre. Juan a muy temprana edad se convirtió en el “hombre” de la
casa. Cuidó y regañó a sus hermanos, se convirtió en el ejemplo a seguir, y
cualquier error, desobediencia o acción propia de su edad, era severamente
castigada por el padre con la total desaprobación.
A pesar de ser un hermano modelo, Juan eligió un camino diferente al de
su padre, con lo que se ganó la desaprobación de toda la familia. Ahora está
trabajando intensamente para reconocer lo que sí ofreció a su familia en su rol
de hijo y permitirse e esta manera ser libre para ser feliz aún con la
desaprobación familiar.
Otro ejemplo es Susana. Ella, al igual que Juan cuidó de toda su
familia, especialmente en momentos de enfermedad. Así, dejó de lado todo cuando
su padre enfermó de gravedad y finalmente falleció, y posteriormente cuando
mamá también enfermó y posteriormente murió, se hizo cargo de absolutamente
todas las necesidades de los enfermos. Sus hermanos la aman profundamente, ella
está muy satisfecha consigo misma en su rol de hija, dice sentirse en paz con sus
padres, sin embargo, perdió a sus hijos en estos años de ausencia auto impuesta
para cuidar de sus padres y ahora hay una enorme distancia con sus jóvenes
hijos que a su vez se sienten rechazados y abandonados por su madre.
Y podría seguir con muchos ejemplos más. Hay hijos que desean salvar a
su padre o madre de la desastrosa pareja con la que viven, hijos que sueñan que
serán grandes para tener dinero y darles a sus padres todo lo que quieran,
hijos que sueñan con el día en que por fin puedan irse de casa… para no volver
jamás.
Ser el mejor hijo que he podido ser.
Llegado el momento, cada hijo e hija de este mundo, tendrá que elevar su
vuelo y partir, aunque sea a la elección de quedarse en casa a vivir
eternamente con sus padres. Dependiendo de las expectativas familiares y
sociales que hayamos interiorizado sobre cómo deberíamos ser o haber sido,
tendremos en esa experiencia una fuente se satisfacciones y reconocimientos
positivos, o por el contrario, un sinnúmero de autoreproches y juicios respecto
a nuestro proceder.
Toma un instante y reflexiona: ¿cómo te sientes en tu rol de hijo?
¿Cuánta satisfacción/incomodidad sientes al pensar detenidamente en ello? Tal
vez es algo muy conocido, o te resulte algo en lo que te tomes un tiempo para
discernir, no importa, deja que las preguntas se contesten en su momento y con
la información que puedes manejar.
Muchas veces, hay una capa hecha de cosas que no satisfacen del todo
pero que se han logrado acomodar en los cajones de la lógica de la vida: “no me
quedaba de otra”, “hice lo que pude”, “no puedo regresar el tiempo”, “era solo
un adolescente”, etc. Estas cuestiones “acomodadas” así, no generan en la
mayoría de los casos, ninguna molestia, y eso está muy bien por que necesitamos
seguir funcionales y funcionando haya sido como hayamos sido.
Sin embargo, cuando comenzamos a asomarnos a uno de estos cajones y los
trabajamos, por ejemplo con EFT, aún sin tener molestias claras al respecto,
podemos construír un trabajo que desbloquee los sentimientos mas profundos,
muchas veces sin necesidad de sacarlos a la luz, otras veces, nuestra parte
sabia decide que es importante que tomemos consciencia de lo que sentimos y
pensamos de nosotros mismos y nos regala la oportunidad de darnos cuenta más a
detalle… cada uno somos diferentes.
Como construír un trabajo
desde EFT para aceptar quienes hemos sido como hijos.
Completa las siguientes frases con lo primero que venga a tu mente:
1. En mi familia mi lugar siempre ha sido
______________________________
y como consecuencia yo
____________________________________________
2. Cuando pienso en mis padres yo
___________________________________
3. Cuando miro hacia atrás y veo la relación con mis padres, creo que me
hubiera gustado
___________________________________________________
4. Si hubiera algo que pudiera hacer diferente en esta relación sería
________
5. Como hijo me he considerado que soy (o fuí)
_________________________
Ahora usa tus respuestas para crear rondas de EFT y liberarte de aquello
que ya no necesitas y cuando te sientas lo suficientemente libre cierra
alguna/s de las siguientes frases:
“He sido la mejor persona que he podido dadas mis circunstancias”
“Elijo reconocerme aquellas cosas positivas que aporté y me aportaron”
“Soy un ser humano maravilloso y elijo aprender de toda esta
experiencia”
“Ellos fueron los padres correctos para mí, y yo soy el hijo correcto
para ellos… en su honor, ¡haré algo hermoso con mi Vida!”
Un abrazo de Paz y Luz!
Carolina.